La lógica presencia
de un poema
Me gusta la palabra
“presencia”. Es la cualidad de estar “delante de”. Por lo tanto, la presencia
indica que eres ante todo, el observador.
Escucho constantemente a
unos y otros hablar sobre “el poder del ahora”, sobre la importancia de estar
‘aquí y ahora’, sobre las beneficiosas consecuencias de vivir el presente… pero
nada es para mí tan definitivo como la experiencia de la presencia.
Me enseñaron hace mucho
tiempo la importancia de este concepto. La lección me la dio un profesor de
matemáticas en la universidad.
Por aquel entonces yo
solía autodefinirme a golpe de etiqueta, y había asumido con cierta dignidad
aquello de ser más de letras que la sopa de los pasatiempos. De repente, en 4º
curso de carrera, me vi ante la amarga prueba de enfrentarme a una asignatura
que procedía de una rama de las ciencias lógico- matemáticas: Estadística. Era
la oveja negra de las Ciencias de la Información. En clase, nos hacíamos cruces
sólo de pensar en ella. Nos preguntábamos quien sería el “friki” que nos
intentaría adentrar en el tenebroso mundo de los números. Entonces…llegó él a
las aulas.
Se rumoreaba que era un
profesor de matemáticas de la UPV (Universidad Politécnica de Valencia),
concretamente de “Teleco”…y eso sonaba aterrador.
Recuerdo el primer día
de clase: pensé que le había diseñado una agencia de publicidad para anunciar la
máquina del tiempo… Esa abundante cabellera canosa, ese bigote anacrónico, esas
gafas… ¡era el matemático con más pinta de matemático que había visto en mi
vida!
Antes de que pronunciara
su primera palabra… yo ya me había dado por suspensa. Tenía razones de peso
para tal actitud derrotista: arrastré hasta COU las matemáticas de 1º de BUP
(esto…que quede entre nosotros).
El intrépido docente, no
obstante, irradiaba un halo de elegancia caballeresca que rompía el esquema
peliculero de ‘profesor chiflado’. Este hombre guardaba un as en la manga… Para
colmo de mis sospechas, alguien me contó que fue famosa una charla suya en la
que hablaba de las matemáticas ocultas en el libro “Alicia en el País de las
Maravillas”. Yo no tenía ni la más mínima idea de ‘ocultismo matemático’, pero
me sonaba a algo extremadamente interesante…
Las primeras clases de Estadística
nos sonaban a arameo….y la estampida no tardó en producirse. La ausencia de alumnos
en la clase, me causaba cierto alivio. Me consolaba pensar que otros, más que
darse por suspensos, se daban por
“discapacitados”… y yo, que soy orgullosa por la gracia de Escorpio (ascendente
Escorpio y la luna en Leo), sabía que estaba más que capacitada… para
intentarlo. Así que tomé la firme decisión de no rendirme.
Un día, después de
varias clases con un alto porcentaje de sillas vacías, el profesor tomó cartas
en el asunto (digo yo que se dispuso a mejorar las “estadísticas” de la clase
de Estadística) y nos sorprendió una mañana llenando la pizarra de letras. Sí,
de letras y no de números. Nos dedicó a los presentes… ¡un poema! Un poema de
Jorge Manrique que dice así:
“Quien no estuviere en
presencia,
no tenga fe en
confianza,
pues son olvido y
mudanza
las condiciones de
ausencia.
Quien quisiere ser
amado,
trabaje por ser
presente,
que cuan presto fuere
ausente,
tan presto será olvidado:
y pierda toda esperanza
quien no estuviere en
presencia,
pues son olvido y
mudanza
las condiciones de
ausencia”
En algún momento se
borró aquel poema de la pizarra…pero nunca se borró de mi mente. Quedó grabado
para siempre, al igual que el sentimiento de profundo agradecimiento que
despertó en mí por la lección recibida aquel día.
En silencio, cumplí mi
parte del trato…y descubrí que sí, que yo podía. Al finalizar el curso, mi nota
media fue de Notable en la asignatura “maldita”.
Gracias, querido
profesor, por enseñarme que si aplicamos el sentido común… las “estadísticas”
siempre nos serán favorables.
Gracias por mostrarme la
lógica presencia de un poema.
PD: Dedicado a D.
Vicente Montesinos.
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